domingo, 24 de julio de 2011

Los disidentes cubanos refugiados en la Ribera se van por la falta de trabajo

PEPI BOHIGUES CULLERA


Estos días se cumple un año de la llegada de los primeros disidentes cubanos a Cullera. A la hora de hacer balance, todos estos refugiados políticos se sienten satisfechos de poder vivir en libertad. Pero la felicidad no es completa porque la falta de empleo y el retraso burocrático para homologar los títulos universitarios y conseguir el estatus oficial de refugiado hacen mella en el ánimo de estos luchadores. Blas Giraldo, uno de ellos, cuenta que "estaría satisfecho si estuviera manteniendo a mi familia por mis propios medios". Tras un año en Cullera, este cubano, topógrafo de profesión, no ha encontrado trabajo, a pesar de que dice estar dispuesto a trabajar "en cualquier cosa".
Este disidente realizó un curso de formación, del que le expulsaron por un malentendido en una falta de asistencia. Cuando le readmitían el curso ya se terminaba.
Se apuntó a otro curso, pero no le aceptaron y ahora está pensando en trasladarse a Estados Unidos, como ya han hecho algunos de los disidentes que llegaron a la Ribera.

Ya se han marchado dos
Este ha sido el caso de José Luis González Tanquero, que vivió en Cullera durante unos meses, y Antonio Ramón Díaz Sánchez, que estuvo en Alzira. Ambos han emigrado a Estados Unidos, donde tienen a parte de su familia y más posibilidades de encontrar trabajo

La historia se repite en el caso de Adrián Álvarez. Vino a España hace nueve meses y aún no ha encontrado ningún empleo, aunque para después del verano tiene perspectivas de trabajo en Gandia. De momento, el Gobierno ha decidido prorrogar seis meses más las ayudas de vivienda y manutención a los disidentes que llevan un año en España.

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