La picaresca no es patrimonio exclusivo de nadie. Algunos de quienes, teóricamente, deberían velar por el cumplimiento de la ley, en ocasiones deciden saltársela para obtener algún beneficio económico. Este caso se ha dado en la casa cuartel de la Guardia Civil de Cullera, donde en los últimos días se ha descubierto que tres de los contadores de la luz, correspondientes a otras tantas viviendas de uso privado de algunos agentes, se habían manipulado para que corrieran más lentamente y así pagar menos.
Una inspección técnica de la empresa Iberdrola, tras recibir el requerimiento de la propia Guardia Civil después de tener conocimiento de los hechos, según señalaron fuentes de la Benemérita, fue la que confirmó, el pasado lunes por la mañana, que las cantidades que se pagaron en los últimos meses, en algunos casos menores de diez euros, eran sorprendentemente bajas teniendo en cuenta que la media de lo que abonan el resto de las 19 viviendas puede estar entre los 60 y los 80 euros mensuales.
Las presuntas irregularidades, según fuentes consultadas por LAS PROVINCIAS, podrían haber comenzado, en alguno de los casos, en el año 2009, aunque la sanción solo abarcaría a los últimos doce meses, según aclararon las mismas fuentes, al haberse descubierto en fechas recientes.
De este modo, y una vez conocida la situación, los que ejecutaron esta acción, bien fueran los agentes o algunos de sus familiares, tenían dos opciones: firmar un documento por el cual se comprometían a abonar el importe máximo contratado durante un año suponiendo un consumo de seis horas al día o ser denunciados por la empresa suministradora, Iberdrola.
Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, en los tres casos denunciados se ha optado por pagar estas cantidades de dinero. En uno de ellos, en el que la presunta estafa sería de un año, la cantidad que deberían abonar rondaría los 1.300 euros. En los dos casos restantes, al tratarse de periodos de tiempo menos prolongados, las cantidades serían menores.
Los agentes habrían optado por esta solución por ser la que evitaría un juicio y zanjaría la cuestión de la manera más rápida y privada posible.
Los técnicos de Iberdrola que visitaron la casa cuartel el pasado lunes también cambiaron los contadores manipulados por otros digitales para hacer más complicado cualquier tipo de fraude posterior en los mismos.
Y es que en los contadores antiguos se podía colocar un elemento que ralentiza el movimiento de la rueda que sirve para calcular los kilovatios consumidos.
Por ahora queda por resolver una de las cuestiones más importantes: saber si los agentes implicados recibirían algún tipo de sanción disciplinaria por los hechos.
Por el momento, según ha podido saber este periódico, no se ha iniciado ningún expediente que pudiera acarrear una sanción de cualquier tipo por su comportamiento a estos agentes.
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