Los actuales responsables del club Cullera Garbí de vela han pedido comprensión por parte de la Dirección General de Costas para que la situación que viven actualmente no les lleve, en un caso extremo y en un futuro cercano, a la desaparición.
Jesús Rodríguez, presidente de la gestora a la espera de las elecciones que deberían celebrarse en breve, explicó que los primeros 21 años de historia de este colectivo fueron muy bien, pero desde hace cuatro están teniendo problemas: «Fue entonces cuando Costas nos obligó a desmontar nuestras instalaciones y nos arrinconó en la zona de Punta Negra».
Además de tener un menor espacio en este emplazamiento, en su espacio actual deben desmontar las instalaciones antes de final de año y reabrirlas en junio, situación que les causa muchos problemas al tener este proceso un elevado coste y al tener que lidiar con el problema de los socios de dónde guardar las embarcaciones.
Este club, que cuenta con una escuela de vela homologada y que ofrece muchas posibilidades de realizar acciones de ocio en contacto con el mar como el piragüismo o el surf. «Hacemos todo lo posible para que la gente disfrute con el mar, de una manera tranquila y segura: hacemos bautismos de vela con los colegios, etcétera, pero esta situación nos pone entre la espada y la pared».
Y es que a lo largo de los últimos años el descenso de socios y embarcaciones ha sido muy acusado. De casi 200 socios y unas 80 embarcaciones, ahora no cuentan ni con 45 socios y 17 embarcaciones: «La gente nos dice que quiere hacerse socia, pero a continuación nos explican que no saben dónde guardar los barcos».
«Llevamos adelante una vela para pobres, en familia y en la playa», recordó Rodríguez, a la vez que añadió que los ingresos de la entidad apenas llegan a los 24.000 euros «cuando sólo montar y desmontar nos puede costar unos 6.000», explicó.
«Antes teníamos una concesión anual y ahora un alquiler de ocho o nueve meses. ¿Y qué puede pasar en un futuro más o menos cercano? Pues que al final nos cansemos y el club se cierre. Nosotros respetamos las normas, sólo queremos un trato normal», agregó el presidente de la gestora, quien concluyó tras señalar que el trato del Consistorio de Cullera es bastante tibio: «El Ayuntamiento nos tolera y nos ayuda fríamente».
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