jueves, 4 de noviembre de 2010

La Guardia Civil descubre un zulo para ocultar hachís bajo la arena de una playa de Cullera


Una red de traficantes escondía alijos de droga en un cajón metálico enterrado junto al mar para garantizar la rapidez del desembarco

El cajón fue enterrado en una playa entre Cullera y Tavernes.
La imaginación y astucia de algunos traficantes parece que no tiene límites. Bajo la arena de una playa de Cullera, la Guardia Civil ha descubierto el zulo metálico que utilizaba una banda para ocultar alijos de hachís. El escondite garantizaba el rápido desembarco de la droga cuando los radares del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) detectaban la embarcación de los narcos en aguas de Valencia. En pocos minutos, varios porteadores hacían desaparecer los fardos de hachís bajo la arena de las dunas.
Sólo había que levantar una pequeña trampilla en el techo del zulo para acceder al habitáculo. Tras ocultar la droga en un tiempo récord, los porteadores desaparecían en la oscuridad de la noche. Los individuos se perdían entre los campos abandonados y las cañas que rodean la playa de Les Basses.
Cuando las primeras patrullas de la Guardia Civil llegaban a la zona ya no quedaba nada sobre las dunas. Sólo algunas pisadas y surcos por el arrastre de los fardos delataban el desembarco de hachís que había tenido lugar pocos minutos antes. Los agentes no podían imaginar que la droga estaba en un zulo debajo de sus pies. Debajo de la arena y los matorrales.
Tras eludir el cerco policial, los porteadores acudían a un punto de encuentro convenido con anterioridad para huir todos en el mismo vehículo. La banda planeaba muy bien cada desembarco de hachís. Al ser posible, los traficantes elegían una noche de luna llena para llegar hasta la playa de Cullera con las luces de la embarcación apagadas.
Los cabecillas de la banda no se mojaban los pantalones. Para el trabajo sucio contrataban a una decena de portadores, que descargaban los fardos de droga y se arriesgaban a ser detenidos. Una labor delictiva por la que apenas cobraban un puñado de euros.
En el zulo también tenían preparadas varias garrafas con el combustible necesario para que la embarcación de los narcos pudiera regresar a la costa de Marruecos. La mayoría de las veces todo salía bien.
El alijo permanecía escondido bajo la arena varios días hasta que disminuía la vigilancia policial en la playa. Y cuando ya no veían patrullas de la Guardia Civil en la zona, los traficantes regresaban para recoger el hachís.
En otras ocasiones no hacía falta utilizar el zulo. Cargaban la droga en una furgoneta y la ocultaban esa misma noche en un almacén de la banda. Antes del traslado por carretera, los delincuentes se aseguraban de que no había controles policiales en las rotondas de Tavernes de la Valldigna.
«Olvidó cerrar la trampilla»
Pero el pasado mes de septiembre, uno de los porteadores cometió un error. «Huyeron a toda prisa y el último parece que olvidó cerrar la trampilla. Se lo pusieron en bandeja a los guardias civiles», asevera un vecino.
La playa se llenó de agentes en pocos minutos. Era de madrugada. «Creo que fue el cuatro de septiembre. Abandonaron la embarcación con la droga y hubo varios detenidos», recuerda el lugareño. Los perros de las casas cercanas no paraban de ladrar. «Al día siguiente aparecieron zapatillas en el camino y junto a la acequia. No les dio tiempo a calzarse», supone el testigo.
Días después, el vecino y un familiar se toparon con el zulo cuando caminaban por las dunas. Alguien se llevó la trampilla de hierro y dejó al descubierto el agujero en la arena con el peligro que esto conlleva. «Avisamos a la Guardia Civil, pero nos dijeron que ya lo sabían», afirma el hombre.
El cajón metálico continúa enterrado a escasos metros del mar en la playa de Les Basses, en el límite de los términos de Cullera y Tavernes de la Valldigna. El habitáculo es similar a un contenedor de mercancía portuaria, pero con unas dimensiones más pequeñas.
Los vecinos temen que algún niño pueda caer dentro. La zona es frecuentada por menores que juegan en las dunas de la playa. «Los apartamentos están muy cerca. El Ayuntamiento de Cullera tenía que haber tapado o extraído el zulo», señala el dueño de un chalé cercano. «El cajón es una trampa en la arena», añade el vecino.

1 comentario:

  1. Que investiguen como pudo estar eso 2 años o mas en marcha sin que nadie se enterara. Todos sabemos quienes venden droga por su alto nivel de vida, la benemerita no lo sabe?

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