miércoles, 1 de febrero de 2012

EXPLOTACION DE INMIGRANTES EN CULLERA





Uno de los domicilios de la red registrado ayer en Sueca por la Guardia Civil..



Uno de los domicilios de la red registrado ayer en Sueca por la Guardia Civil..  vicent m. pastor

















































 Nuevo golpe policial a las redes de explotación laboral. Una operación conjunta de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía se cerró ayer con la detención de catorce personas bajo la acusación de integrar una red de explotación laboral de inmigrantes que trabajaban en la recolección en campos de la Ribera y la Safor. Durante la amplia operación fueron registrados diez domicilios en Almoines, Sueca y Cullera.








El operativo policial, realizado bajo la dirección del juez de Instrucción número 3 de Picassent, comenzó a primera hora de la mañana de ayer de manera simultánea en los domicilios de los cabecillas -entre ellos hay al menos una mujer- y de sus más directos colaboradores. Los efectivos de la Policía Nacional se desplegaron en Almoines, mientras que los de la Guardia Civil se centraron en Sueca y Cullera.
La investigación ha sido llevada de manera conjunta por la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsificación (Ucrif) de Valencia y de la comisaría general, con sede en Madrid, y por la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de Valencia. En la operación llevada a cabo ayer participaron, además, las unidades de asaltos de ambos cuerpos, la Usecic de la Guardia Civil y los GOE del Cuerpo Nacional de Policía.

Contratados con nombre falso
La Guardia Civil abrió la investigación hace varias semanas, después de que una persona denunciase en Picassent la existencia de una red de explotación laboral de temporeros rumanos y búlgaros. Una vez que los agentes comenzaron a tirar del hilo, descubrieron que las víctimas eran en su mayoría de nacionalidad rumana, dado que desde el pasado 22 de julio entró en vigor una prohibición específica que impide trabajar en España a los ciudadanos de Rumanía llegados después de esa fecha.
La organización, integrada también por rumanos y búlgaros se dedicaban a captar a compatriotas de ambos países que estuviesen regularizados y dispusiesen de contratos legales. A partir de ahí, utilizaban su documentación para crear nuevos documentos falsos a los que añadían las fotografías de los trabajadores irregulares.
En todos los casos, contrataban a las víctimas como trabajadores temporales para el campo a través de Empresas de Trabajo Temporal (ETT).
Sin embargo, el flamante temporero no percibía nunca el sueldo completo, ya que los cabecillas se encargaban de gestionar su salario por completo. Para empezar, se quedaban con una parte del sueldo y engañaban al trabajador haciéndole creer que sólo cobraba la cantidad que ellos le daban. Pero, además, luego les presentaban una lista de deudas que incluía el alquiler del piso, la tramitación de sus papeles y cualquier otro concepto que se les ocurriese.

Pésimas condiciones de vida
La realidad es que las víctimas vivían hacinadas en casas y pisos en condiciones casi siempre infrahumanas y con apenas dinero para comer y vivir.
Como ocurre en todas las redes de este tipo, los colaboradores de los cabecillas de la organización se encargaban de recoger cada día a los temporeros y de llevarlos al campo designado. Al cabo de la jornada, los recogían, cobraban el dinero y los reintegraban a su domicilio, habitados por numerosos compatriotas y sus familias -había niños y mujeres en casi todas las casas-.
Los investigadores han llegado a detectar hasta 150 personas en manos de esta red durante las vigilancias y seguimientos realizados. La mayoría se dedicaban a la recogida a destajo de cítricos, la fruta que mayor mano de obra convoca en este momento, aunque también participaban en la recolección de otras frutas de temporada. En todos los casos, eran llevados a campos de municipios de la Ribera y de la Safor.

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