La Concejalía de Patrimonio de Cullera está trabajando en la restauración del segundo albacar del castillo de Cullera. Se trata del cinturón de torres y murallas que rodeaba la fortaleza islámica datados en el siglo XII en la época almohade y que se encontraban en muy mal estado.
Todos estos restos se estudiarán con detalle pero podrían confirmar la existencia de un asentamiento romano en la lengua llana de montaña que separa el barrio de La Ràpita del de Sant Antoni, una zona elevada, fácil de defender, en un punto de la costa estratégico y cerca de fuentes de agua y terreno cultivable, todos ellos elementos habituales en los asentamientos romanos en la costa mediterránea, según confirmó el arqueólogo municipal Enrique Gandía Álvarez.
Se confirmaría así lo que ya se suponía por referencias históricas como es la existencia de un lugar poblado romano anterior a los restos del siglo V de la calle Agustí Olivert también del municipio cullerense y en un punto estratégico sobre la costa y la desembocadura del río Júcar.
Los trabajos de esta primera fase de recuperación del albacar han consistido en el estudio, consolidación y restauración de gran parte de los elementos de este recinto fortificado, centrándose especialmente en tres torres, la Torre Octogonal, la Torre Miranda y la Torre El Racó de Sant Antoni o Salut a las que se han destinado 496.000 euros del proyecto Cullera Impuls procedente de fondos Europeos Feder.
Los trabajos han permitido confirmar que este albacar se alza sobre otra fortaleza anterior también de época islámica pero al menos de un siglo anterior.
Las tres torres en las que se trabaja tienen tipologías muy distintas y mostraban niveles de conservación diferentes. Uno de los aspectos más sorprendentes es que una vez limpiados los restos son más abundantes y de mayor altura de lo esperado. De hecho la torre octogonal alcanza los 18 metros y la del Racó de Sant Antoni 17.
El plazo de ejecución de estos trabajos finaliza el 31 de diciembre. A partir de ese momento se quiere continuar trabajando en la recuperación del albacar islámico mediante otras líneas de financiación. Además estas torres también serán accesibles desde la calle La Ràpita y mediante una senda se comunicarán para que todos aquellos que quieran puedan visitarlas, incluso alguna de ellas será musealizada para enriquecer su visita por el interior del monumento.
Los hallazgos se han producido en las excavaciones previas a la restauración propiamente dicha y durante la limpieza del material acumulado al pie de las tres torres. De todos estos hallazgos el más interesante ha sido el descubrimiento por primera vez de restos romanos que se pueden fechar en época republicana y primeros años del Imperio, al menos cinco siglos antes de las que hasta ahora se han encontrado en Cullera de época romana. Los materiales encontrados son fragmentos cerámicos, restos y huesos de alimentos que conforman lo que arqueológicamente se define como un paquete de restos no contaminados, es decir se trata de elementos de la misma época y que no se encuentran mezclados con restos de otras épocas históricas. Todo apunta que se trata de restos que proceden de la montaña situada tras el albacar y que fueron arrastrados con el paso de los siglos hasta topar con la muralla y las torres que frenaron su caída montaña abajo.
Los restos encontrados, sobre todo en la torre La Salut corresponden a huesos de animales de consumo humano y además de una decena de restos humanos, se ha encontrado también cerámica importada de Grecia, África e Italia de época romana y algunos restos ibéricos como urnas o piezas de un telar.
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