El portavoz de Compromís per Cullera, Pere Manuel, ha desvelado que el consistorio ha retrasado la puesta en funcionamiento de los tres parkings de la playa porque no hay suficiente dinero en la partida presupuestaria que se destina a la contratación de los 38 trabajadores de este servicio municipal, cuya rentabilidad está fuera de toda duda. "El equipo de gobierno no ha ha previsto la contratación de esos trabajadores", dice Pere Manuel, quien añade que "no hay dinero en la partida (presupuestaria) y, por tanto, la interventora se ha negado a autorizar esas contrataciones".
En un principio estaba previsto que, como todos los años, los tres parkings de la playa de Cullera (situados en la Rada, la calle Caminàs y la Avinguda Enrique Chulio) se pusieran en funcionamiento el 1 de julio y los abonos se pudieran obtener el 30 de junio. Pero el pasado miércoles se anunció a través de carteles informativos que la apertura se retrasaba al 7 de julio y ya se anunciaría el día para poder obtener los abonos. El retraso indignó a decenas de vecinos y turistas que acudieron el jueves al ayuntamiento a presentar alrededor de 30 quejas. Incluso, este jueves, el edil de Servicios, Juan Montañés, indicó que aún no había una fecha oficial para la apertura de los parkings y la obtención de los abonos.
Consecuncias negativas
Pere Manuel considera que la interventora municipal ha actuado correctamente al no permitir las contrataciones y carga las culpas contra el equipo de gobierno del PP. "Los trabajadores están sin trabajo por culpa de la ineficacia del equipo de gobierno", señala Pere Manuel, quien también se fija en las consecuencias tan negativas que tiene este incidente para una ciudad turística como Cullera. Ayer viernes llegaron el grueso de turistas a la ciudad y la falta de aparcamiento es uno de los principales problemas que afecta al barrio turístico de San Antonio.
Paradójicamente la gestión de los aparcamientos en verano es uno de los servicios que más ingresos reporta en las arcas municipales. Se suelen recaudar alrededor de 200.000 euros. De este dinero, si se descuentan los aproximadamente 70.000 euros que se han gastado en contratar a los trabajadores, queda un beneficio aproximado de 130.000 euros, una cantidad nada desdeñable en plena crisis económica.
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